El ejercicio no solo fortalece el cuerpo, también es un poderoso aliado contra el estrés y la ansiedad. Aquí detallamos algunos estudios recientes que explican cómo afecta el cerebro:
Aumenta la producción de endorfinas: Estas sustancias químicas naturales actúan como analgésicos, mejorando tu estado de ánimo tras cada entrenamiento.
Reduce los niveles de cortisol: Este es conocido como la "hormona del estrés", y el ejercicio ayuda a regular su producción.
Favorece la neuroplasticidad: Actividades físicas como correr o nadar promueven el crecimiento de nuevas conexiones neuronales, lo que puede mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje.
En un mundo lleno de distracciones y demandas constantes, cuidar nuestra salud emocional es tan importante como mantenernos físicamente activos. Aquí te sugerimos algunas prácticas que puedes incorporar en tu día a día:
Mindfulness: Dedica al menos 5 minutos al día a la meditación consciente. Respira profundamente y trata de concentrarte solo en el presente.
Gratitud diaria: Al final de cada día, escribe tres cosas por las que te sientas agradecido. Este simple acto puede cambiar tu enfoque y ayudarte a reconocer los aspectos positivos de tu vida.
Ejercicio social: Sal a correr con amigos o únete a una clase grupal de yoga. El aspecto social del ejercicio puede reforzar el apoyo emocional y ayudarte a crear una rutina.